sábado, 7 de noviembre de 2009

Luis G. Pombo

Luis G. Pombo colabora con la revista Letras Libres —en sus ediciones de México y España— y con editorial Santillana en una serie de retratos de personajes históricos. Se formó en la Universidad Autónoma Metropolitana (1990-1995), donde cursó la carrera de Diseño de la Comunicación Gráfica.



Este artista mexicano nacido en el 72, al que le gusta practicar el tenis y que está "atrapado en una relación amor-odio con la Ciudad de México", trabaja, sobre todo, el acrílico, el pastel de aceite, la acuarela, el lápiz y el bolígrafo.


EL CUESTIONARIO
¿Qué peculiaridades adornan a un ilustrador que trabaja en un medio de comunicación?
Debe ser versátil, conocer y dominar sus herramientas de trabajo, contar con una actitud crítica y, en lo posible, objetiva del entorno que lo rodea. Siempre debe estar al tanto de procesos de trabajo que incluso no sean los propios, mantener un gusto por el aprendizaje constante.


¿Cree necesaria una formación periodística para su trabajo diario?
Definitivamente, desde cuestiones tan básicas como el correcto uso y aplicación del lenguaje, hasta llegar a conocer y entender las diferentes formas de investigación, desarrollo y comprobación de casos particulares.



¿Qué aporta la ilustración a un artículo, noticia, entrevista...? Convénzanos para que contratemos a un ilustrador para nuestra publicación.
Una imagen da vida, apoya al contenido, genera interés, provoca respuesta, formaliza un ejercicio de compra-venta… y no sólo desde el punto de vista comercial.



Con la suerte de vivir un oficio tan bello como la ilustración, no dejo de jugar con la posibilidad de poder pertenecer a la definición histórica del término: durante el siglo XVIII y, hasta la revolución francesa, el hombre comenzó a ver las cosas de manera diferente, la razón impulsó un cambio de ideas que transformaron el mundo de esa época, trayendo consigo la era moderna y las bases para lo que sería el mundo tal como lo conocemos. Del inglés enlightement y el alemán Aufklärung, se derivó la palabra ilustración, donde, de manera literal, se llevó a la luz el entendimiento universal. Con dicho fenómeno, se impulsó el conocimiento, se publicaron miles de libros con los descubrimientos y las hipótesis más recientes y descabelladas; al principio, no todos tuvieron acceso a dicha información, pero sólo fue cuestión de tiempo, para que esa luz llegará a todos los rincones del planeta… aquí entramos nosotros: para que estos libros fueran fáciles de entender, se hizo común acompañar a los textos de pequeñas imágenes para explicar, o simplemente adornar, los contenidos de dichas publicaciones, de ahí el significado para el término ilustración como actividad. Difícilmente podría estar a la altura de un gran individuo, pero de vez en cuando me siento feliz con tan sólo imaginar que, con un poco de fe y mucho trabajo, puedo colaborar a mantener esa luz encendida.


¿Cómo es una jornada de trabajo? ¿Cómo se enfrenta a la hoja en blanco?
Tengo la suerte de dividir mi vida profesional entre el diseño estratégico y la ilustración, así que cada asignación de trabajo para ilustrar, significa un descanso, un escape de la jornada diaria. Suelo iniciar con algo de investigación en internet, armo la composición deseada (boceto digital) y comienzo la fase de trabajo, después claro, de haber seleccionado la técnica y el medio adecuado para dicha imagen.



Ídolos, inspiraciones, influencias.
Son muchas personas y cosas; me gusta en especial la pintura, y en cada periodo encuentro alguien a quien admirar, rápidamente nombro cuatro artistas: Julian Schnabel, Francisco Goya, Pieter Brueghel y Abel Quezada.

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