martes, 15 de enero de 2013

Metrópoli: así nacen sus portadas

Rodrigo Sánchez está considerado uno de los mejores "portadistas" del mundo. Un genio. Todas las semanas soprende a los lectores de Metrópoli con una joya. Diego Areso, editor del blog Quintatinta, escribió el 2 de agosto de 2010 este párrafo: "Rodrigo Sánchez, que ahora mismo es director de arte del Área de revistas y Suplementos de Unidad Editorial, ha logrado convertir el tema principal de cada semana (un estreno, un concierto, una guía gastronómica…) en una enorme variedad de variadas propuestas gráficas en plan 'hago con la página lo que quiero'. Fotomontajes, juegos tipográficos, recortes, garabatos infantiles, ilustraciones".

Hablamos con Rodrigo. Le pedimos que nos contara el "así se hace" una portada de Metrópoli. Y, en su generosidad, nos ha enviado cuatro muy distintas. Por eso la entrada de hoy continuará mañana. Para saborear cada boceto, cada detalle, cada decisión tomada.

THE MASTER
Es una portada difícil, pues es delicado tocar cualquier tema relacionado con la religión, aún más cuando se trata de una corriente seudoreligiosa, que muchos consideran secta, que sustituye el cielo por la consecución del éxito personal (y el dinero, claro). La idea es mezclar las tres grandes religiones, cristianismo, judaísmo e islamismo, como resumen y fuente de una nueva. Los símbolos de cada una de ellas, cruz, estrella y media luna, tiene rasgos que encajan con alguna de las letras que forman parte del titulo de la película. Con matices, pueden sustituir a las letras T, A y E. Sólo falta conseguir el modo de enlazar los iconos, bien por alineación, bien por superposición. El juego del "tres en raya" llega por azar (tres líneas de tres letras cada una), pero confirma y amplia la idea inicial sobre la película. Trileros y charlatanes que cogen principios de todas las religiones para crear una nueva. Collage, juego de manos… TRES EN RAYA. Hecho. Esta portada es el resumen de muchas otras que beben de tipografía, de ilustración y de juego conceptual. No es una portada que se pueda clasificar como estrictamente tipográfica, ni como ilustración, ni siquiera conceptual al cien por cien. Son las tres cosas a la vez y, al mismo tiempo, ninguna de ellas.






EL ÁRBOL DE LA VIDA 
Terence Malick no se caracteriza por hacer películas normales, ni lineales. Esta era la segunda vez que una de sus obras ocupaba nuestra portada. La anterior fue La delgada línea roja.



En aquella ocasión ya tuvimos suficientes problemas como para no meternos en más. O no. Muchos críticos nos acusan de ser, a veces, demasiado literales con las portadas dedicadas al cine. Esta vez les volvimos a dar la razón. Un árbol sería el centro de la portada. Sobre todo las raíces del árbol. Trabajar con un artista como Raúl Arias tiene la ventaja de que entiende rápidamente la idea que tienes en la cabeza. Un boceto rápido y pocas explicaciones convierten una idea en un dibujo perfecto. La compenetración con el dibujante es fundamental para llegar a la calidad que exigen nuestras portadas. Complicidad, confianza y muchas horas de experiencia en trabajo conjunto ya hacen el 50% del trabajo. La muñeca y los pinceles de Raúl hacen el resto. 


(Ya puedes participar en los Premios La Buena Prensa. Las bases, aquí)

1 comentario:

Berto Garcia dijo...

Que el buen periodismo no se pierda nunca,porque esta claro que las nuevas tecnologias acaban con todo y seria muy triste dejar de lado un buen articulo por algo peor como tener que resumirlo en 143 caracteres Saludos

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